Sorpresa en la boda

23.04.2012

Otra vez en D.F. Luego voy a conocer a esta ciudad mejor que a Mérida. Todos venimos unos días antes de la boda para participar en la despedida de soltera y los hombres de soltero. Las últimas noches de libertad de Jimena y Juan. Nosotras organizamos una fiesta “paraiso para la mujer”. Fuimos al SPA “Four Seasons”. Masajes, mascarillas de belleza y muchas cosas más. Lo pasamos fenomenal. No sabemos que hacían nuestros caballeros, espero que no fuera nada malo...

Ayer fuimos de compras. Todas necesitábamos los vestidos. Jimena pidió a Ingrid que fuera su madrina de boda. Sospeché que no fue una casualidad que a Alejandro le pidieron que fuera el padrino de boda. Para su papel Ingrid necesitaba un vestido especial. Recorrimos todas las tiendas en el centro comercial pero por fin encontramos. ¡El vestido era perfecto! De color claro rosa, largo hasta el suelo, ligero con unos adornos lucinantes en el escote. Ese vestido subrayaba su cintura de avispa. Ingrid parcía una princesa. Yo me compré un vestido blanco con adornos azules. Simple pero de buen gusto.

Llegó el sábado, el día tan esperado. La ceremonia era muy bonita. Vino mucha gente, familia y amigos de los novios, para estar con Jimena y Juan en ese día tan importante. Según una tradición mexicana durante la boda les ataron las manos con un lazo como símbolo de inseparabilidad del enlace. Durante esa ceremonia Juan le dió a Jimena 13 monedas de oro como un símbolo de la vida acomodada. Es otra tradición mexicana. En España las arras (13 monedas que se regala durante la boda) son un símbolo de los bienes que el matrimonio va a compartir en el futuro. Otra creencia indica que es el novio quien tiene que entregar a la familia de la novia trece arras de plata u oro como agradecimiento por entregarle la mano de su futura mujer. Habitualmente las arras o se heredan y pasan de padres a hijos, o la madrina se las regala a los novios.

Después cuando se empezó la fiesta, los inviotados formaron un corazón y los novios bailaron su primer baile y asi abrieron la fiesta. Todos comían, bebían y bailaban con el acompañamento de los mariachi. A mi más me gustaron mos muslos de pavo a la naranja. En un momento adecuado se rompió la piñata. Es un momento que les gusta más a los niños.

De repente se dió a escuchar la voz de Alejandro que pedía un momento de atención. La ahora de brindis, pensé yo y me acerqué. Él continuaba.

 -       En ese día tan bonito delante de todos voy a hacer algo que quería hacer hace mucho tiempo. Les voy a contar una historia. Hace un tiempo en el centro comercial me choqué con una mujer y le rocię con un cafe. Se enojó mucho conmigo y empezó a gritarme. En ese momento pensé “una loca”. Después nos encontramos en una fiesta y resultó que es amiga de mi mejor amigo. La pedí perdón y nos hicimos amigos. Me encantó con su sonrisa, con sus locas ideas, con su fuerte caracter. Desde que conocí a esta rubia loquita el mundo empieza y termina en ella. Ya nada más me importa. Ingrid, mi amor, eres la mujer de mi vida. Te amo y quiero estar contigo, quiero pasar la vida contigo. Casate conmigo.

-       ¡Por fin! Ya tenía miedo que nunca me lo preguntas. Te amo Alejandro.

-       Aiiii que romántico. Por fin Alex se declaró.  – he dicho a Diego.

-       Sí. Pero tenía mucho miedo que le responde tu hermana.

-       ¿Tu sabías de todo?  ¿Y no me dijiste nada?

-       Me pidió que no lo dijera a nadie. Eso tanía que ser una sorpresa. Dime, si tu supieras de todo, no se lo decías a Ingrid?

-       Pues, no sé. Supongo que sí, se lo hubiera dicho.

-       Ya vez, te conozco. Para tu hermana harías todo. Preparate. Luego
habrá otra boda :).

 Muslos de pavo a la naranja

Ingredientes:
§ 12 trozos de muslos de pavo
§ 3 cebollas
§ 1 zanahoria
§ 2 cucharadas de salsa de tomate
§ 2 naranjas
§ 1 cucharada de azúcar
§ 1 chorrito de cointreau
§ 1 chorrito de coñac
§ Aceite de oliva, sal, pimienta

Preparación:

1. Dorar los pavos previamente salados y pasados por harina en una cazuela con un poco de aceite. En el mismo aceite y a fuego más suave, dorar la cebolla y zanahoria, peladas y picadas en trozos pequeños.

2. Cuando estén empezando a dorarse, añadir el tomate, el zumo de las naranjas el cointreau, el coñac y una pastilla de caldo concentrado.

3. Colocar el pavo o trozos de pavo encima y dejar cocer a fuego suave hasta que esté tierno. Añadir agua si se queda seco.

4. Cortar en juliana unos trocitos de la peladura de la naranja, cuidando de no incluir lo blanco, ya que amarga, y cocerlo con el azúcar y un poquito de agua. Trocear el pavo.

5. Quitar la grasa a la salsa y triturarla hasta que quede fina.

6. Colocar el pavo con la salsa y añadir las cortezas de naranja
cocidas junto con su agua.

7. Dejar cocer un poco todo junto y servir.