19.03.2012
Ayer recibí un paquete. Una de los que no son tan grandes, pero tampoco son pequeños. Uno de las que nadie realmente mira. Una de las que pueden estar en un sitio mucho tiempo y nadie va a echarlas de menos. Un paquete gris. Un paquete que no podía llevar un regalo.
A la primera mirada no sabía que podía llevar. ¿Que puede estar en una paquete tan... frío? No sé cuales palabras sería bien usar para describirlo sino frío. Frío y desagradable. Fue uno de las que nadie quiere abrir.
Pero es obvio que cuando recibí el paquete, no podía contener mi curiosidad y tuve que abrirlo. Pero, de verdad, ¿quién no la abriría?
Como tenía poco tiempo lo llevé a la cocina y lo puse sobre la mesa. Tuve problemas con la apertura pero al final lo abrí.
Y ya sabía porque se me parecía tan desagraable. Llevaba recuerdos de amor. De falso amor, de amor que como pensaba había entre yo y mi ex.
Saqué una fotografía con manos temblorosas. La foto nos mostraba en un abrazo romántico. Fue hecha en la boda de nuestro amigos. Yo parecía loca de amor y él... No sé si fue mi imaginación, pero él miraba a la cámara con aburrimiento. Y un poco de asco. Pero no sé. Puede ser que me dió tanto dolor que no puedo mirarle sin pensamientos negativos.
Solté la fotografía. No la miraba cuando caía al suelo.
Saque una concha. Nada especial, pero recuerdo como la obtuve. Estabamos de vacaciones. Pasabamos tiempo en la playa. Yo tomando el sol, él nadando en el mar. Cuando estuve a punto de dormir, él se acerco corriendo y puso esa concha en mis manos, gritando:
¡Encontré una concha! ¡Mira que concha tan bonita! ¿Es bonita, verdad? ¡No encontrarías otra como esta!
Es obvio que le dije que es la concha más bonita del mundo. (Al día siguiente nos dijeron que es una playa famosa entre los locales por sus conchas.)
Aparté la concha.
De ese modo miraba otros recuerdos. Las fotografías, las cartas,tonterías. Todo eso crecía en el suelo como una hoguera.
Por una parte eran los recuerdos amables y por otra... Todavía un poco dolorosos pero ya no tanto. No tanto gracias a Diego.
Saqué la ultima fotografía.
Nos mostraba a nosotros el día cuando él me dijo que me amaba. No fue muy romántico pero en los días siguientes pensaba que él fue la persona más romántica del mundo. Una cita en un restaurante caro con las velas y otras cosas necesarias en un restaurante así.
¿Es extraño que quemé todo lo que llevaba el paquete?
Y con la hoguera de estas cosas me preparé unos patatas asadas.
Patatas asadas en la hoguera
Ingredientes:
Todas las patatas que quieras
Mantequilla
Pimienta negra
Papel de aluminio
Preparación:
1. Envuelve las patatas con un par de capas de papel de aluminio.
2. Entierra tu patata bien envuelta entre las ascuas del fuego usando un palo o unas tenazas.
3. Déjala asarse durante unos 45 minutos, dependiendo de la fuerza del fuego y del tamaño de la patata.
4. Retírala del fuego con las tenazas, con mucho cuidado de no quemarte.
5. Para comprobar si está lista, pincha un cuchillo en la patata. Si te cuesta sacarlo, deja un rato más la patata al fuego.
6. Cuando el centro de la patata esté blando, desenvuélvela, ábrela y cómetela con mantequilla y pimienta negra. También está buena con queso.
Muy bien hecho! Me gusta mucho ver vuestro blog.
OdpowiedzUsuńTeneis un leal lector, soy yo!
OdpowiedzUsuńjajajaja que gracioso lo de hacer las patatas asadas en la hoguera de esas cosas xD. Cada vez me sorprendeis mas!
OdpowiedzUsuń