25.11.2011
Los juicios de Dios son inescrutables. Hace dos meses perdí todo y hoy tengo mi rincón. Y cuando pensaba que nada podía romper mi nueva vida en ese momento apareció la enfermedad.
Todo estaba preparado. Pagué por mi piso nuevo, solo tuve que recoger las llaves de Diego (¡una ocasión de verle!). Y cuando estaba a punto de salir de casa para citarme con Diego me pusé a vomitar. No podía parar. Al final no tenía ganas de hacer nada pero sabía que estaba enferma. Llamé a Ingrid (no estaba en casa en este momento). Odio importunarle pero tenía que ir al medico.
Por fin contestó y luego me llevó en su coche al consultorio. Durante el viaje no paraba de hablar. Decía que voy a morir, que no puedo desfallecer, que estoy embarazada (cuando le pregunté con quién, me dijo que con Diego. ¡Que graciosa es!), que no puedo desmayarme... Cuando llegamos pensé que voy a vomitar otra vez, si ella no se calla.
En el consultorio me dijeron que tenía rotavirus y que debería intentar comer, beber y descansar. El médico fue muy amable pero sus bromas... Eso es totalmente otra cosa. Voy a esribir unas de ellas:
Doctor, el pelo se me está cayendo, ¿me puede dar algo para conservarlo?
Si, claro, aquí tiene una caja de zapatos.
Qué broma tan buena y otra:
La enfermera entra a la consulta del doctor y le dice:
Doctor, un ciego quiere verlo.
El médico le responde:
Dígale que yo no hago milagros.
Y una broma final (que me dijo antes de examinarme):
Se levanta un tipo después de la operación y dice:
Doctor, doctor, entiendo que se vista de blanco, pero ¿por que hay tanta luz?
No soy doctor hijo mío, soy San Pedro.
¡Qué sentido del humor! Estuve casi loca de alegría cuando Ingrid (no tengo ni idea que hacía cuando yo estaba en la consulta) por fin me llevó a casa y en este momento me dí cuenta que ¡no hablé con Diego! Por desgracia dejé el movil en mi casa Cuando después lo tome, estaba lleno de noticias de él. Le llamé y conté mi historia. Por suerte no me guardó rencor a mí y me dijo que tengo que descansar y vamos a encontrarnos otro día.
Cuando yo hablaba con Diego, Ingrid me hacía la cama y me preparaba las arepas. Ella me preparaba algo para comer. Increíble. Voy a probarlo. En ese momentó pensé que gracias a rotavirus si eso será incomestible no voy a tener problemas con vomitar e Ingrid no se va a enojar conmigo.
Las Arepas
Ingredientes
450 g de maíz
3 o 4 huevos
225g de queso
una pizca de sal
azucar al gusto
50g de mantequilla derretida
2 tazas de agua tibia
aceite de cocina
Preparación
1. Echa tres huevos en un cuenco y bátelos. Luego ralla un poco de queso. Toma el queso, agrégaselo a los huevos y bate todo en el cuenco. Agrega un poco de matequilla en un poquito de agua caliente.
2. Prepara un cuarto de litro de agua tibia azucarada y ponle una pizca de sal. Después de poner mantequilla en el cuenco, vierte también agua azucarada.
3. Agrega media medio de harina de maíz y revuélvela con los otros ingredientes. Si la masa está muy líquida agrégale un poco más de harina, del mismo modo si le hace falta más agua agrégasela.
4. Con tus manos amasa los ingredientes que has puesto en el cuenco hasta tener una mezcla uniforme.
5. Haz una bola en tu mano y con otra mano aplástala hasta que te de una forma redonda aplanada (forma de arepa).
6. Pon un poco de aceite en una sartén y cocina las arepas a fuego lento. Cuando veas que tienen un color dorado debes darles vuelta hasta que estén todas cocinadas.
7. Sírvelas calientes.